domingo, 6 de enero de 2013

UN PRODUCTOR CON OLOR A BARRIO...

Trabaja en Colegiales y hasta hace poco vivió en el mismo barrio: Walter Frignani, productor de Radio Metro. Y en la pantalla, otro rostro sonriente: el de Cabito, su compañero en el programa Basta de Todo.

Hasta hace unos meses, era uno de los tantos privilegiados que vivían y trabajaban en el mismo barrio. Hoy, Waty Frignani ya no tiene su domicilio en Colegiales -se mudó a Núñez- pero su labor profesional, al igual que hace cuatro años, sigue transcurriendo en Radio Metro, la emisora que se encuentra en Conde entre Palpa y Céspedes. Allí, se desempeña como productor de Basta de Todo, exitoso ciclo conducido por Matías Martin, Diego Ripoll y Cabito, de lunes a viernes de 14 a 18 por la 95.1.  
La audición se encuentra en el aire de Metro desde hace once años. El edificio, en ese entonces, estaba en Honduras y Bonpland. Luego de mudó en forma temporal a San Isidro y en octubre de 2008, llegó a nuestro barrio, compartiendo techo con la Rock and Pop, que tiene entrada por Freire. 

-Dale, quedamos para mañana a las 12. Un abrazo...
Con suma cordialidad, Walter atendió a La Voz de Colegiales vía telefónica. Concertamos una cita para el primer jueves de enero. Ingresamos a la recepción de la radio, nos anunciamos y minutos después apareció, con una ancha sonrisa. Enseguida nos invitó a la oficina de pre-producción del programa, desde donde cada día Waty -junto a sus compañeros Juan Ferrari y Tomy Druetta- concreta notas de la más diversa índole. Aunque en esta ocasión, a él le tocaba ser el entrevistado.
De muy buen humor, Waty aceptó el desafío y se entregó a la charla con La Voz de Colegiales. "Este barrio es hermoso. Durante varios años, en un edificio de Moldes al 800, conviví con mi mujer, Mercedes, y allí también nació mi hijo Valentino. Después me salió una gran oportunidad para mudarme y no pude desaprovecharla. Pero no tengo nada en contra de Colegiales. Al contrario, me gustó mucho ser vecino de la zona". 
Así, con grandes elogios, arrancó el reportaje. Después, Waty fue profundizando en el tema y supimos, que en octubre, días después de su mudanza, el mismo edificio en el que vivía, fue víctima de un asalto perpetrado con una vieja modalidad: "Un vecino llamó al delivery y cuando estaban entregando la comida, se metieron los ladrones y le robaron el departamentos. La noticia salió en todos los medios. Yo me quedé helado al verla, justo me había mudado. Pero bueno, son cosas que pasan en cualquier lugar. No creo que Colegiales sea inseguro".
A propósito de esta cuestión, hay una anécdota que Waty protagonizó un par de años atrás, que si bien no llegó a ser un asalto consumado, no estuvo tan lejos de ello. "Una noche iba caminando por Lacroze, con unas leches que había comprado en el súper-chino. Había poca gente en la calle. De pronto, se me vino al humo un tipo que tenía un estado etílico más que dudoso. 'Eh, vos, dame plata...', me apuró. Yo justo tenía bastante dinero en la billetera y con los brazos, trataba de mantenerlo a distancia. 'No tengo, si querés te doy un saché de leche', le respondí. 'Ma' que leche, dame la guita', se enojó. Pero el tipo estaba tan borracho, o drogado, no sé... que cuando le puse una mano encima se fue al piso. Por supuesto, aproveché para irme rapidito. Desde unos metros, oigo que me grita: '¡Hijo de puta!'. Me di media vuelta y le contesté: 'Ah, ¿vos me querías afanar y el hijo de puta soy yo?'."
La desopilante anécdota, es sólo la introducción a esta nota. De inmediato, Waty se refiere tanto a su condición de vecino, como a su labor profesional en Metro.

ENERO EN BASTA DE TODO
"Este mes, a la hora de producir el programa, tiene sus ventajas y desventajas. Hay algo de movimiento: obras que se estrenan, actores que quieren difundir lo que hacen... Periodísticamente, hay tela para cortar. En otras cosas se complica más. Hace unos días, por ejemplo, estaba tratando de encontrar un físico para que explique porque las pilas cuando están agotadas, tiran un poco más si las intercambiás en el control remoto. Cosa de Mandinga. Pero no había nadie en Buenos Aires. Al final dimos con uno que estaba de vacaciones pero se dignó igual a salir al aire y hablar del tema".
"En Basta de Todo está el equipo casi completo. Uno de los que faltan es (Matías Martin), que se fue antes de las fiestas y vuelve a mitad de mes, seguramente con las energías renovadas. El laburo, sobre todo el de él, es agotador. Este año viene bien, tranquilo. Y seguramente vamos a tener una sorpresa, pero por cábala, por ahora no puedo adelantar nada".
"En cuanto a mi laburo, me gusta muchísimo. Alguna vez dije que estar en la producción de este programa es como pasear por Disney. La paso muy bien. Me divierto con los chicos. Hablando mal y pronto, nos cagamos de risa. Además nos damos un momento para ponernos más serios, o al menos intentarlo. Tirar ideas, hacer listas de invitados. En fin, todo ese tipo de cosas".
"Matías es un ícono de la radio. Un crack. Un número uno, si bien en la Argentina hay grandes conductores de radio. Pero yo puedo opinar de él también como persona, y la verdad que es un tipazo. Súper generoso, un genio, un fenómeno con todas las letras. Tuve la suerte de caer justo en su programa".
"Entré a Metro gracias a Gabriel Schultz. A Gaby lo conocí en Rock and Pop, en un programa llamado la Pelota No Dobla. Se ve que un día Schultz se equivocó y le comentó a Matías que conocía a un pibe que podía andar. Ese era yo. Y arranqué la primera semana de Basta de Todo. Para mí, era como manejar un avión. No lo podía creer. Y bueno, de a poquito fui encontrando mi lugar".. 
"En la producción estábamos Gabril y yo. Después se sumó Cabito y más tarde lo hizo Juan Ferrari. Me encanta que haya llegado Juan porque es un tipo muy copado, un amigo, más allá de ser muy talentoso. Y por último, el año pasado también se incorporó Tomy (Druetta)".
"Yo estoy muy feliz con mi trabajo, sé hasta donde puedo llegar y qué es lo que soy capaz de aportar. Mi lugar es la producción hoy por hoy, pero si hay que hacer algo al aire, yo me pongo el overol y así lo haré. Si hay que hacer móviles o contar algo, con gusto accederé".
"¿Si soy un estandarte del humor en el programa? No creo, en ese rubro está Cabito, está Diego (Ripoll), que me hace reír mucho. Y cuando Rafa está encendido... mamita, agarrate. Uno trata de aportar algunos chistes, que hasta a mí me impresiona lo malos que son. Pero bueno, yo me divierto. Si existe gente que se ríe de sus propios chistes, acá está Waty Frignani".

MUCHACHO DE BARRIO
"El saldo de haber vivido en Colegiales es positivo. El edificio de Moldes es el primer techo que compartí con mi mujer, a quien amo profundamente, y lo más lindo que os pasó a nivel pareja es la llegada de nuestro primer hijo, que es un amor. Después, me encantaba salir a pasear, a andar en bicicleta, a hacer las compras. Los supermecados están a mano... La amplia oferta que existe a nivel gastronómico. Hay lugares en donde se come muy bien y no te sacan la cabeza. Una vez por semana, nosotros elegíamos algún restorán del barrio para cenar. Te ibas con la barriga llena y el corazón contento".
"Aparte, con la gente de la radio jugamos al fútbol en Colegiales. Los lunes y jueves son sagrados. Se viene a la radio con otra predisposición, sabiendo que a las 19.30 se apaga todo y se encienden las luces del gigante de Céspedes, como le decimos nosotros. Es el patio del Colegio Compañía de María, que nos alquila una hora y media. La cancha es óptima, sólo faltaría que le pongan duchas al vestuario. Menos Cabito y Schultz, han venido todos. Es un placer jugar al fútbol. Nos divertimos y, por lo menos de mi parte, siempre queremos ganar. Yo, lo admito, soy mal perdedor".


La noticia salió en los medios el 22 de octubre. La seguridad del edificio de Moldes al 800 había sido violada. Allí vivía nuestro entrevistado.

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