A continuación, una nota efectuada por La Voz de Colegiales en 2011
Tres décadas hace exactamente que la fábrica de pastas Conde deleita a los vecinos con sus excelentes variedades. Y hace 30 años, que el negocio es atendido por los mismos dueños: Julio y Lila.
El matrimonio parece muy unido pero en el fondo, una gran rivalidad los separa, pues él es oriundo de Santiago del Estero y ella ¡de Tucumán! Chiste al margen, la buena onda que contagia la pareja, va de la mano con la fama de un local donde siempre hay gente.
Esa clientela, lógicamente, se ve incrementada en un número importante los domingos, en los cuales hacer cola hasta la calle es un ritual más que asumido por los fieles degustadores de ravioles, tallarines, ñoquis, etc.
En hora pico, también atiende uno de los hijos de los dueños, Luis, de 38 años. El otro, Julio, de 40, vive en el exterior desde hace algún tiempo. Previamente a tener el negocio propio, el matrimonio trabajó en La Castellana hasta que decidió independizarse.
Todo fue contado por el mismísimo matrimonio, que muy amablemente atendió a La Voz de Colegiales “entre cliente y cliente”. Además, hablaron maravillas del barrio. “A Colegiales no lo cambiamos por nada, su gente es muy solidaria. Es un barrio hermoso, nos encanta”, comentaron casi al unísono.
Pese a que muchos creen que su vivienda está detrás del mismo local, no es así. Lila y Julio deben viajar para volver a ella. Pero no demasiado: apenas media cuadra, dado que viven sobre la calle Conde, a pocos metros de su célebre pastelería.
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