Como broche de oro, los dueños del local se pusieron al frente de una inmensa torta y, luego de cantar el feliz cumpleaños, la misma fue cortada en gran cantidad de pedazos, que los clientes degustaron sin dejar de elogiar su exquisita calidad.
Los dueños del local junto a un par de payasos, frente a la gigantesca torta y las velitas que fueron sopladas religiosamente.
La banda de payasos le puso música y color a la tarde.
Muchísima gente, adentro y afuera del local, disfrutó a lo grande.
Paul Iribarne, su mujer y uno de sus hijos se hicieron presentes en el festejo. Paul es vecino de Colegiales y dueño de Céspedes Co Working, emprendimiento ideado hace algunos años en el remodelado edificio de ex fábrica Revlon.
Una nutrida concurrencia de chicos predominó en la celebración. La gente menuda se hizo un festín con los payasos y gozó de los sorteos.
Una maquilladora en plena tarea, pintándola la cara a una de las tantas niñitas que se acercó a su mesa. Otra de las simpáticas ideas que Crisol puso en práctica.
El premio máximo: una canasta repleta de productos grastronómicos. Se la llevó una señora que vive justo al lado del local.
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