Palpitamos un Boca-River junto a los hinchas en el bar Vía Lacroze.
18.01: llegan dos chicas que conocen a los de la mesa. Se saludan y ocupan otra mesa de dos. Piden cerveza. En el emplio salón, hay dos televisores encendidos. Una moza muy amable acude presurosa a atenderlas.
18.10: Vía Lacroze se va poblando. Hay gente de ambos cuadros. Se los identifica por sus prendas. En aquella mesa de cuatro, hay dos «bosteros» y dos «gallinas».
18.25: Ahora sí hay clima. Una pareja acaramelada y un cincuentón que leen el diario son los únicos totalmente ajenos al clásico. Un hombre inmerso en un estado etílico más que dudoso, ingresa y le habla al encargado. Ante una pregunta que no alcanzamos a oír, este responde que no. El borrachín sale y se pone a mirar el match del lado extreno del vidrio, junto a un compinche.
18.47: promedia un parejo primer tiempo. El grito de un cliente xeneixe (que ya va por su segunda Brahma de litro) rompe la tensa calma: ¿Qué cobrás, la c... de tu madre? Hasta los de Boca lo miran con gesto de reprobación. El encargado se le acerca: «Acá no se puede putear, eh». El muchacho pide disculpas.
19.02: termina el PT: 0 a 0. La mayoría se levanta. Van al baño y a la calle, a fumar. 15 minutos después, están nuevamente atornillados a sus asientos. Arranca un ST que será movidito.
19.29: Gol de River, Lanzini. Lo grita medio boliche.
19.34: Gol de Boca, Riquelme. Ahora es el turno de la otra mitad. Hay euforia, pero nadie pierde la cordura.
19.52: Gol de River. Funes Mori. Cuando el empate ya se presentía, apareció el Melli y de cabeza facturó ante la mala salida de Orión: 2 a 1 el visitante.
19.59: Final. La alegría es sólo millonaria, pero prevalece el respeto mutuo con los derrotados. La gente paga y se va. Afuera suenan bocinas, que, al igual que las sombras, se apoderan de una noche de domingo diferente.
1 comentario:
Muy buena la reseña. Aguante Colegiales!
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