LA PSICOPEDAGOGA DE COLEGIALES

Romina Linares arrancó de cero. Hoy, es una de las profesionales más reconocidas de la zona.


Nació en Caballito, pero desde que hace 15 años se puso de novia con un colegialense, comenzó a frecuentar nuestro barrio más que ninguna otra zona de la Capital. Más adelante, aquel noviazgo le dejó lugar a la convivencia y de la pareja nacieron dos hijos.
La de Romina Linares (35) es una historia como tantas. Pero, a su vez, distinta a todas. Porque desde cero, y dando pasito tras pasito, se fue ganando un espacio tanto en su vida personal como en su profesión. «Durante varios años fui cajera en una estación de servicio. Pero decidí renunciar y apostar todo a la carrera que había estudiado. Dejé de lado la comodidad del sueldito depositado todos los meses y me puse a buscar un trabajo acorde a lo que era mi pasión».
Casi diez años después, la realidad demuestra que Romina no se equivocó, pues actualmente es una de las psicopedagogas más reconocidas de Colegiales y alrededores. Entre sus múltiples facetas, da apoyo escolar a domicilio; recibe a niños en un consultorio psicopedagógico y -como maestra integradora-, da asistencia a chicos con capacidades especiales. «Al principio fue duro porque no tenía un peso -dice nuestra entrevistada-. Mi familia me bancó un montón y siempre le estaré agradecida. Pero de a poco la cosa empezó a moverse».

MAMÁ Y AMA DE CASA. A pesar de todas sus tareas, no tiene que moverse del barrio. Ayuda, claro está, que sus hijos ya están en etapa de ir a la escuela. «Cuando eran bebés me quedaba con ellos en casa. Pero ahora van los dos a la mañana. No queremos mandarlos a jornada completa porque si bien eso me permitiría trabajar más horas, es preferible tener algún ingreso menos, pero que nuestros hijos, siendo todavía chicos, no estén tanto tiempo afuera y sí pasen más horas con sus padres».
En consecuencia, a su prolífica tarea profesional, Romina le agrega la irremplazable labor de mamá y ama de casa. «¿Cómo hago? Y... tengo un marido que colabora bastante (se ríe), lo mismo que mi mamá y mi suegro, a los que hay que hacerles un monumento, porque nunca te dicen que no cuando los necesitás».

PARA CHICOS QUE NECESITAN APOYO. En cuanto a su faceta profesional, Romina indica que ha progresado mucho gracias al boca a boca. «Nunca fui de hacer demasiada publicidad en los medios, pero se ve que a los papás les gusta como una trabaja y me van recomendando a otros padres. Así fui armando una clientela, más en estas épocas donde empieza el ciclo lectivo. Hay mucha gente que te llama para que vayas a su casa y ayudes a sus hijos en diferentes materias. Después están los que requieren apoyo o apoyo psicopedagógico. Es decir, que tienen dificultades de adaptación, de aprendizaje o necesitan algún tipo de orientación ocupacional o vocacional. En ese caso, dependiendo del horario, trabajamos en consultorio, también en Colegiales.

COLEGIALES FULL TIME. «Me encanta este barrio -señala Romina-. Podés salir, caminar, estar rápido en el centro. Tenés todo a mano. Lo que faltaría son más espacios verdes. Están las tres o cuatro plazas a las que vamos siempre, pero creo que son insuficientes comparándolas con lo extenso que es Colegiales». Sus hijos también van a un establecimiento de la zona. «Este año empezaron a ir al Argentina School. Es un colegio privado pero no es ni tan caro ni clasista, como por ahí pasa en otros que están más para el lado de Belgrano. Y, lo más importante, es que por ahora estamos muy conformes con la contención y la educación que reciben».